lunes, 30 de mayo de 2011

El Samurai Moderno

Me cuesta recordar qué fue primero, si mis características personales me llevaron a buscar un arte marcial japonesa o el arte marcial japonesa determinó mis características personales, creo que a estas alturas de mi camino ya importa muy poco esta disertación tipo "el huevo y la gallina". Lo que sí es cierto es que como parte de mi formación tengo una personalidad bastante afín con ciertas costumbres que son comunes a las artes japonesas y que me han ayudado a progresar en mi camino de vida, es decir el que tengo fuera del dojo.

No quiero sonar pretensioso al decir que me considero un samurai moderno, ni mucho menos, pues sé que no dejo de ser un constante practicante, que tengo todavía un camino muy largo por recorrer; pero lo que si creo es que sí estoy en la capacidad de describir lo que significaría ser un samurai en estas épocas y si es es anacrónico o no.

Hace un par de días estaba releyendo un libro que encontré hace unos años, se llama "El líder Samurai" de Bill Diffenderffer, quien hace una muy buena analogía entre como los valores de los antiguos guerreros japoneses pueden ser utilizados con éxito en un mundo empresarial moderno. Hace un buen enfoque en los valores de los samurais y describe cómo es que no han pasado de moda sino todo lo contrario, son muy vigentes hoy en día.

Para aterrizar un poco más las ideas, los Samurais se regían bajo un estricto código de conducta, este código es conocido como el código del Bushido o el "Camino del Guerrero".  Dentro de este código tenemos las virtudes que norman el comportamiento del Samurai. Usualmente se nombran siete virtudes, algunos nombran ocho y hay versiones del código con diez virtudes.

Me gusta más la versión de siete virtudes, principalmente porque es la que llegué a interiorizar, pues la repetíamos al final de cada clase en el poco tiempo que practiqué Kendo. Voy a nombrar las siete virtudes, lo que mas o menos significan y cómo yo las interpreto o intento aplicar.

1.- Gi - Rectitud. Esta virtud está referida a la justicia y honradez, para el samurai solamente había lo correcto y lo incorrecto. En este sentido el ser recto se conjuga con ser íntegro, esto es, actuar sin egoísmo y con racionalidad. Esta virtud debe ser desarrollada en los momentos en que tenemos que tomar decisiones que afecten nuestras vidas y sobre todo las de otras personas

2.- Yuu - Coraje. El Samurai era valiente, no temía actuar, pero no era descuidado, es decir no tenía miedo a morir, pero no buscaba la muerte. El coraje, la valentía y el heroísmo pueden ser llevados a nuestra vida diaria cuando nos hacemos completamente responsables de nuestras acciones y decisiones, cuando asumimos los retos y sabemos que no vamos a dejar los compromisos a medias porque nos rendimos por algún motivo.

3. Jin - Benevolencia. Todas las habilidades del Samurai se vuelcan en hacer el bien de todos. La palabra Samurai dicen que se puede traducir con "aquellos que sirven" y es ahí dónde ejerce su benevolencia. Dedica su vida a entrenar para ser cada vez más rápido y más fuerte y poder hacer el bien a los que lo rodean. Esta también es una de las virtudes que podemos ejercer, el hacer el bien a nuestros semejantes.

4. Rei - Respeto. Si bien los Samurais eran guerreros muy valerosos, no eran crueles, eran corteses incluso con sus enemigos. el respeto hacia los demás es una de las bases de nuestra civilización y es algo que nos caracteriza a los seres humanos.

5. Makoto - Honestidad, Sinceridad absoluta. El samurai era sincero, su palabra ya era un hecho, no se dudaba de ella. Se dice que hace lo que dice y dice lo que hace, ¿cómo sería nuestra interrelación con nuestros semejantes si todos fuésemos tan sinceros que dijéramos lo que pensamos hacer? soy un firme convencido de que sería mucho más sencilla, habrían menos intrigas y las cosas sucederían más rápido, pues no habrían intenciones ocultas.

6. Meiyo - Honor. Las decisiones de un samurai tenían que ver con su honor, nadie lo juzgaba, sino el mismo. Si veía su honor traicionado, tenía tal poder de autocrítica, que llegaba a quitarse la vida. Era muy importante que lleve su vida de manera honorable y que lo demuestre. Eso llevado a la actualidad, es liderar con el ejemplo, llevar una vida intachable, ser responsable de nuestras acciones y sobre todo, pensar antes de hacer algo, si es algo honorable o no.

7. Chuu - Lealtad. Eso se traduce de muchas maneras, primero el samurai era leal a todos los que tenía que cuidar, pero además, era consecuente con todas las responsabilidades que tomaba, es decir, era leal a sus principios y a sus acciones. La lealtad es algo que actualmente se pierde muy rápido, pero que es una virtud que bien ejecutada genera un efecto multiplicador muy grande, normalmente a quienes les eres leal, también lo son contigo.

Si bien no debemos pensar que debemos vivir como japoneses de la época feudal, pues la sociedad ha cambiado demasiado, no podemos negar que estas virtudes o valores no están pasados de moda, es más, siento que todavía, después de tantos años, son muy aplicables a nuestra vida diaria, que si todos nos tomásemos tan en serio como ellos el vivir bajo un código de conducta tan estricto podríamos hacer de este un mejor mundo. En nuestro dojo de Aikido el décimo precepto dice "la grandeza de una nación la determina la calidad de su gente" y eso es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.

Los invito a tomar un poquito del espíritu Samurai y a buscar la grandeza de nuestra nación a través de nuestros propios actos!!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Artes Marciales para Ejecutivos

El mundo del trabajo empresarial actual tiene muchos elementos que lo transforman en una fuente de stress inagotable: empezando por las reuniones, conferencias telefónicas, los interminables e-mails, hasta llegar a las laptops, redes virtuales, smarthphones, blackberries y sin dejar de lado las iniciativas de mejora, los programas de innovación, planes estratégicos, hojas de ruta y demás... de enumerarlas siento que se altera mi presión e instintivamente miro el blackberry a ver si la lucecita roja no me indica que llegó un mensaje "importantísimo" que atender.

Toda esta locura en la que vivimos todos los que trabajamos para algún tipo de empresa estructurada, en la que hay reportes, competencia y manejo por resultados, exige que el ejecutivo de hoy tenga la capacidad de utilizar válvulas de escape para aliviar toda esta presión, si no quiere tener problemas de salud en un futuro no tan lejano.

No es extraño ver a empleados de 25 años con gastritis, que antes era una enfermedad de viejos, padecimientos como la laberintitis, parálisis facial, stress, sobrepeso, entre otros, son cada vez más comunes.

Yo encontré en las artes marciales esa válvula de escape, si bien empecé a practicar desde que estaba en el colegio, y me mantuve mientras estaba en la universidad, encontré que era tan útil para lograr un balance en mi vida que hasta ahora las sigo practicando.

Las ventajas de las artes marciales como contraparte al stress de los ejecutivos es que todas son disciplinas en las que se exige mucha concentración, en casi todos los lugares exigen celulares apagados y es un periodo de tiempo en los que te TIENES que olvidar de todo lo que está afuera.

Hace varios años mientras entrenaba, llegó un gerente de una compañía a practicar Muay Thai, él decía que había probado de todo: correr, nadar, jugar fulbito, entre otras cosas, pero decía que mientras corria o nadaba iba pensando en sus pendientes del trabajo, así que no se desconectaba. Con el Muay Thai lo presionaban tanto a hacer las rutinas que no tenía tiempo de pensar en otra cosa, sin contar que el desgaste físico le evitaba el insomnio o las pastillas para dormir.

Ahora, hay que tener en cuenta que el tipo de práctica depende del practicante, esto es, es muy diferente la práctica de un escolar a la de un universitario o de un profesional. Por ejemplo, el escolar está en etapa de formación, en esa etapa debemos concentrarnos en valores, motivar la competitividad, pero controlar la agresividad; en los universitarios tenemos la época de oro de la competencia, perfeccionar la técnica y consolidar los conocimientos; mientras que el profesional (en su mayoría), busca mantener una buena salud y perfeccionarse como ser, mas que querer llegar a competir.

De ahi que los entrenamientos o las exigencias tiendan a ser diferentes, un estudiante puede hacer sparring los fines de semana y un raspón con los guantes no pasa de ser una anécdota con los amigos, mientras que la misma marca puede significar una mala imagen par aun ejecutivo de cuentas o más de una pregunta de los jefes cuando se tiene que hacer una presentación. Los ejecutivos deben de buscar practicar con mayor protección y cuidado, pues su práctica tiene un fin más hacia adentro que hacia afuera.

Algunos consejos para los ejecutivos que quieran probar las artes marciales como alternativas para el stress:
  • Busque instructores calificados y escuelas con trayectoria, tómese el trabajo de visitar las academias, mirar las clases y pedir una clase de prueba.
  • Realice sparrings o competencias con las protecciones adecuadas, tenga en cuenta que en un enfrentamiento amistoso siempre hay posibilidades de que suceda un accidente.
  • Busque compañeros de práctica con la actitud de cuidar al compañero, es decir, que no se dejen llevar por la emoción que pueda causarle alguna lesión.
  • Puede elegir cualquier arte marcial, desde las tradicionales hasta las modernas, depende de cuál le atraiga más.
  • Si en algún momento de la práctica se siente superado por su compañero, no pierda la calma, es en ese momento cuando se cometen más errores y suceden los accidentes.
  • Organice su tiempo para lograr ser constante, puede avanzar y superarse cada dia a si mismo y lograr una mayor productividad en su trabajo
  • Aunque no lo crea, puede ampliar su networking, he conocido profesionales de diversos tipos en los dojos y se tiene el acercamiento de compartir una pasión.
Anímese!!, ponga a un lado el stress!! entre al tatami o cálcese los guantes!!! practique un arte marcial!!! va a ver que es una excelente alternativa para aliviar las tensiones del trabajo.

Si usted es un ejecutivo que practica artes marciales, ayúdenos a que hayan más, contándonos su historia.

martes, 3 de mayo de 2011

¿Practicar una o varias artes marciales a la vez?

Esta es una pregunta muy difícil de contestar, depende mucho del artista, de la madurez y del tiempo que se tiene para practicar. Les cuento un poco mi historia, tengo más de veinte años practicando artes marciales tradicionales, empecé y sigo practicando Aikido, en el transcurso nuestro sensei nos enseñaba técnicas de judo y cuando ya tenía el primer dan en Aikido llegué a practicar karate, kung fu, kendo y full contact. Cuando me tomé mis "años sabáticos" conocí el Muay Thai, hice algo de ju-jitsu y demás cosas por ahi, el Muay Thai fue lo que me acomodó más. No tengo grado en ninguna de las otras artes mencionadas, simplemente tomé algunas técnicas de ellas para complementar mi Aikido y ahora practico también el Muay Thai con mucha dedicación.

Sin embargo, creo que hubiera sido mucho más confuso practicar si es que hubiera empezado a mezclar todo desde el principio, o quizás no.

Me explico un poco, los que somos practicantes de artes marciales "tradicionales" (judo, aikido, karate, tae kwon do, kung fu, kendo, entre otros) buscamos mucho el ejecutar las técnicas de una manera precisa, lo más cercana a la perfección. Para poder realizar esto se requiere de mucha concentración, pero sobre todo de mucha práctica, es por eso que para dominar un arte marcial "tradicional" lo más recomendable es hacer una a la vez.

Las artes marciales tradicionales tienen una etapa de aprendizaje y acondicionamiento bastante larga y tediosa al comienzo, donde se aprende la forma básica y se acomoda el cuerpo para los movimientos, estos son básicamente caídas, posiciones de pies y manos, guardias, desplazamientos, de diversos modos dependiendo del arte. Lo que sucede si nos vamos a practicar muchas artes al mismo tiempo, sin no tener base, es que empezamos a mezclar, pero a mezclar sin ningún sustento, lo que hace que la base se vuelva débil y no nos permite avanzar como quisiéramos. Esto si es que buscamos seguir el camino "tradicional" del que hablamos al comienzo.

Pero, ¿cómo los samurais de antaño hacían convivir diversos estilos dentro de su práctica, de manera que se convertían en guerreros completos que dominaban más de un arte?, sencillo: ellos vivían para practicar y luchar, de ahi que podían dedicarle tiempo a dominar muchas artes, pero siempre empezaban por una base, la postura. La práctica del budo, de esta forma, es un camino de vida que lleva mucho tiempo y debe de ser guiado y estructurado por alguien que conozca hacia donde queremos llegar. Es decir, algún maestro que guíe qué pasos deben realizarse primero para evitar confusiones y progresar.

El caso de las artes marciales "modernas" o de las artes de "combate" es un poco diferente, al no haber "danzas" sino mas bien un grupo de técnicas estructuradas en un sistema, que se pueden complementar unas con otras, llegando a las Artes Marciales Mixtas, que toman lo mejor de cada una y generan un estilo particular. En general las escuelas de MMA también tienen sus estilos, algunas más orientadas a las técnicas de lucha, otras a las de golpes y otras a las de piso, dependiendo de las "especializaciones" de sus creadores o seguidores.

Entonces, ¿existe alguna receta ideal? la verdad no, todo depende de lo que el practicante quiera para llevar su camino o su práctica, algunos consejos:
  • Si quiere seguir el camino de las artes marciales tradicionales, debe de ejercitar su paciencia y buscar primero obtener un grado en una de ellas antes de ingresar a otra, cuando me refiero a grado, es lo más cercano a obtener un cinturón negro.
  • Cuando empiece a practicar otra arte marcial, ingrese con la mente en blanco, trate de "dejar de lado" todo lo que aprendió y concentrese en aprender. La mejor actitud que puede tener al ingresar es utilizar nuevamente su viejo cinturón blanco.
  • Si va a practicar algún arte marcial moderna, busque instructores calificados, certificados de ser posible, que puedan guiarlo en el camino, que cuiden que aprenda la técnica de una manera correcta.
  • Si desea practicar más de un arte de combate, concéntrese en las reglas y en no realizar mezclas a menos que el instructor lo indique.
  • En las artes marciales tradicionales, no hay mucho espacio para la "creación" o "espontaneidad", usualmente debemos seguir la forma y el protocolo, las mezclas son permitidas solamente a los alumnos avanzados
si tiene en cuenta alguno de estos consejos les aseguro que su camino será largo y satisfactorio y podrá hacerlo parte de su vida diaria.

Que tenga una buena práctica y sobre todo una vida muy productiva, hasta la próxima nota.

miércoles, 20 de abril de 2011

El camino de la pluma y la espada

Miyamoto Musashi nos dice en su "libro de los cinco anillos" que el camino del guerrero es el camino de la pluma y la espada y que es necesario probar de ambos. Dice que aún cuando un hombre no tenga una habilidad innata, puede ser un guerrero si se acoge a ambas divisiones del camino, además el camino tiene que ver con la "aceptación irresoluta de la muerte".

Vamos por partes, en la historia vemos muchos maestros y practicantes que siguen estos dobles caminos, que son los que nos ayudan a generar balance y a completar el espíritu.

En mi tiempo siguiendo el camino de las artes marciales he visto múltiples expresiones de esta dualidad, desde el hollywoodense Karate Kid original, donde Pat Morita personifica al Sensei Miyagi, quien tenía como arte el Karate y el cultivar bonsais, conocí en Lima un maestro de Karate que también era un experto en Bonsai; otro ejemplo es mi sensei de Aikido es un experto acupunturista y le gusta mucho la literatura y hace tiempo también conocí un aikidoka que fuera de ser décimo dan en aikido también era un experto calígrafo.

Siguiendo esta línea, tenemos a boxeadores de muay thai que practican tabla hawaiana, judokas que son literatos, filósofos o historiadores, karatekas cantantes o bailarines (sin dejar de lado a su humilde servidor que intenta hacer de escritor), en fin, infinidad de artes dentro de su arte que evidencian que los dos caminos siguen juntos y se complementan para hacer un guerrero completo.

Volvemos entonces al principio universal del ying-yang, suave-fuerte, pluma-espada, que genera complemento y universalidad...

Estas demostraciones de dualidad desde antaño nos pueden dar el mensaje de que para ser muy buenos en algo no debemos dedicarnos exclusivamente a esto, es decir, que para conseguir el dominio de un arte marcial, no debemos centrarnos únicamente en lo físico, debemos ser igualmente apasionados por cultivar nuestro espíritu.

Las artes más "soft" o espirituales, como la literatura, pintura, escultura y demás, nos dan una oportunidad de expandir nuestro espíritu, reenfocar nuestra mente y dejarla lista para el nuevo entrenamiento físico.

Ahora, hagamos otra diferencia, la mayoría de estas personas que describía más arriba se dedican solamente a practicar el arte, son de esos pocos artistas que se dedican a conservar el arte, estudiarlo, perfeccionarlo y difundirlo. La mayoría de los mortales no tenemos esta suerte, tenemos una carrera, una familia, estudios y otras obligaciones que nos distraen tambíén de este camino. Entonces, ¿no podemos llegar a ser guerreros completos? ¿cómo podemos seguir el sendero de la pluma y la espada en este mundo moderno, donde no hay ni plumas ni espadas? ¿es anacrónica esta analogía?

En realidad no, las artes marciales se vuelven una forma de vivir, una forma que complementa la vida cotidiana, la disciplina, la marcialidad, debe ser llevada a cabo en cada acción que ejecutemos, los principios de nuestras artes deben formar parte de nuestro comportamiento, lo que hace que se sienta que somos profesionales, estudiantes, padres o esposos diferentes, y nos hace ser exitosos en ello que también nos apasiona. Asimismo, el hecho de que podamos desarrollarnos como profesionales, estudiantes o miembros de una familia hace que traigamos experiencias diferentes a nuestra práctica marcial, lo cual enriquece también el arte.

Entonces nuestros caminos de la pluma y la espada si existen como tales, sino que el de la pluma es todo lo que hacemos fuera del dojo, ambos caminos se fortalecen entre sí y nos vuelven artistas marciales integrales. Si así lo tomamos entonces podemos convertirnos en verdaderos guerreros dentro de esta vida moderna, guerreros que ganen combates, guerreros que, a la usanza de los antiguos samurais, no le teman a la muerte, no porque seamos temerarios sino porque llegado el momento vamos a ver hacia atrás cuanto hemos obtenido y vamos a sentirnos satisfechos con haber logrado algo en la vida.

Es ahi donde entra el punto de la "aceptación irresoluta de la muerte", esta frase que en su momento histórico se interpretaba como prepararse para un enfrentamiento de vida o muerte, sin temor al resultado, lo que nos pone en un estado mental extremo que nos hace ser superiores a cualquier rival, en nuestra vida moderna tiene otras interpretaciones. Pues llegar a ese estado extremo es muy difícil y vivirlo es menos que deseable, si bien nos podemos encontrar en estas situaciones, usualmente las respuestas más sensatas van por no enfrentarse. Me gusta pensar que podemos llegar a ser guerreros completos sin tener que enfrentarnos a situaciones extremas, pues nuestra labor como personas es llegar a ser trascendentes, dar lo mejor de nosotros en toda actividad que emprendemos, sea como artistas marciales, profesionales o integrantes de una familia. Lo que debemos de buscar es que al final de nuestras vidas lleguemos contentos con todo lo que hemos logrado en ella, que seamos concientes que podemos irnos en paz por haber hecho de este mundo un lugar mejor gracias a nuestra disciplina, entrega y pasión, siguiendo el camino, que es lo que diferencia a un artista marcial de muchos otros deportistas.

De ahi que el camino del guerrero es, además de el camino de la pluma y la espada, un camino que nos lleva a ser guerreros de la vida.

lunes, 11 de abril de 2011

Calentamiento, ¿porqué es importante? Los 10 pasos que no debemos olvidar

Cuando tenemos campeonatos de fulbito en la empresa siempre aumenta el ausentismo. No me he puesto a realizar estadísticas, pero normalmente se ven más lesionados por jugar al fútbol que practicando artes marciales. Conversando con algunos colegas llegamos a la conclusión que, uno de los motivos por los cuales la tendencia a lesiones es baja, es que los artistas marciales, al igual que muchos deportistas profesionales, realizan un calentamiento previo a realizar sus prácticas.

Entonces, podemos dividir una clase o práctica de artes marciales en hasta cuatro momentos: el calentamiento o preparación para el ejercicio, la práctica de la forma (kihon, kata, uchikomi, danza, técnica, etc), la práctica de destreza (randori, kumite, rutinas de saco o sparring, entre otros) y el estiramiento final. Muchas veces, dependiendo de la naturaleza de los movimientos o del tiempo disponible para la práctica no se realizan algunas de las partes o son dosificadas de manera gradual durante la semana. Pero lo que nunca se deja de hacer es el calentamiento.

Durante la etapa de calentamiento normalmente nos enfocamos en: el estiramiento y el cardio, lo que nos prepara para los movimientos posteriores y nos ayuda al acondicionamiento físico.

Siendo un elemento tan importante de las rutinas de artes marciales, quisiéramos darles algunos tips a manera de decálogo sobre qué no debe faltar en su calentamiento.

1. No existe un calentamiento estándar para todas las artes marciales: El calentamiento debe de ser adecuado para el tipo de movimientos que se van a tratar en la clase, por ejemplo, en una clase de karate, muay thai o tae kwon do, el estiramiento de las piernas debe de ser más exhaustivo que en una clase de aikido o judo, pues los músculos y ligamentos de las piernas van a ser más exigidos durante la práctica. Así en el aikido se centrará en mover las articulaciones menores como las muñecas, codos, hombros, cintura, el judo en los rodamientos, cadera y brazos, el kendo en los brazos y las pantorrillas, las artes de golpe (como el karate, muay thai y TKD) en los estiramientos dirigidos a tener mayor distancia y agilidad. Asimismo, es importante que la intensdad del ejercicio de calentamiento vaya de acuerdo al ejercicio que le sucede, esto es, si vamos a hacer una clase de formas, en la que necesitamos concentración y precisión, probablemente sea mejor hacer un calentamiento más basado en estiramientos, para no agotarse y mantenerse concentrado en la forma; en cambio, si buscamos una rutina de resistencia, como los circuitos de saco o los entrenamientos de caídas o de sparring, probablemente nos centremos en un calentamiento más intenso, que eleve el ritmo cardiaco y nos mantenga activos para poder entrar en acción.

2. La primera parte es para romper a sudar: El calentamiento siempre debe de iniciar por ejercicios que hagan elevar el ritmo cardiaco, trotar, saltar soga, máquinas estacionarias como una escaladora o bicicleta de spinning, entre otros ejercicios. Cinco o diez minutos de estos ejercicios, dependiendo de la temperatura ambiental, sirven para mejorar el estado físico a la vez que sirven como quiebre para salir de la vida cotidiana y entrar a nuestro ejercicio. Lo más importante de esta primera etapa del calentamiento es activar el cuerpo para los movimientos posteriores.


3. Debe haber suficiente espacio para los movimientos: Los ejercicios deben de elegirse de acuerdo al espacio disponible, si vamos a hacer el calentamiento al aire libre tenemos opciones de correr más tiempo, hacer ejercicios con desplazamientos, entre otros. Si estamos en un espacio reducido, optamos por utilizar la soga de saltar, ejercicios en el sitio, etc. Lo mismo si es que estamos con mucha gente alrededor, no queremos tener lesiones por chocarnos con nuestros compañeros.

4. Empieza por las articulaciones mayores: torso, piernas: Una de las técnicas de calentamiento es empezar por los movimientos mayores, esto es, luego del cardio, seguimos con los giros de torso, los movimientos laterales, los estiramientos de piernas, brazos, cintura y cadera. Luego podemos seguir con los otros ejercicios, pero estos estiramientos iniciales preparan el cuerpo para movimientos más complejos.

5. Mueve todo el cuerpo: dedos, muñecas, tobillos, rodillas: Al final el calentamiento debe asegurarnos que hemos movido cada músculo que vamos a utilizar, no nos olvidemos de las rodillas, tobillos, muñecas, dedos, etc, que por más que son articulaciones menores, son muy difíciles de recuperar si se lesionan.

6. Los movimientos se hacen lenta y progresivamente: es recomendable que los movimientos iniciales sean suaves y continuos, no bruscos y con fuerza, pues se está haciendo despertar al cuerpo para prepararlo para mayores esfuerzos. Esta meticulosidad en la ejecución del calentamiento es necesaria a todo nivel, asimismo la progresividad de los ejercicios dependen del nivel de preparación física del practicante.

7. Mantener un buen ritmo de respiración durante el calentamiento: Una de las cosas que debemos cuidar al ejecutar el calentamiento es mantener el ritmo de respiración adecuado, aspirar y exhalar de acuerdo a los ejercicios garantiza un buen flujo de oxigeno, una mejora en el acondicionamiento físico y evita que nos agotemos antes de empezar el entrenamiento técnico. Si son instructores, no dejen de explicar los principios de la respiración a los alumnos, lo que a algunos nos parece natural, para los novatos es todo un misterio.

8. Evitemos los tiempos muertos: Dado que el calentamiento es una etapa de acondicionamiento previa a la práctica, no debe ser muy extenso y debe aprovecharse al máximo el tiempo, para esto, no debemos dejar que el practicante se detenga en ningún momento, si se ha hecho un ejercicio de cardio que agita a la persona, se debe de cambiar luego a un estiramiento para que recupere el ritmo de respiracíón, luego se puede pasar a hacer abdominales y planchas, para terminar con movimientos de articulaciones. Nunca deje de moverse.

9. Varíen sus rutinas: Si es instructor el consejo es para que sus alumnos vean siempre algo nuevo, si es practicante, es para darle variedad al entrenamiento. Los músculos se acostumbran a los movimientos, luego de unas semanas va a necesitar más tiempo para poder mejorar el estado físico y la variación de las rutinas hace que movamos los músculos y articulaciones en diferente orden, lo que genera siempre un reto para el cuerpo y nos ayuda a aprovechar mejor el ejercicio. Si  contar que es más divertido hacer cosas diferentes. Ideas? muchas, en Internet tenemos programas como el "Insanity training", "Tapout Vitrual Training Center", "MMA Conditioning Workout" y cientos de manuales e instructivos que podemos bajar como el "Navy SEALS Fitness Guide" entre otros. No hay excusa para quedarse en lo mismo.

10. Enfóquese en su ejercicio: Si bien es un parte inicial y no es el "core" del entrenamiento, el calentamiento es muy importante y debe ser hecho con seriedad y concentración, realice los ejercicios con la misma importancia y dedicación que la técnica que va a practicar después, puede ser la diferencia entre una buena práctica y una parada prolongada por una lesión

lunes, 28 de marzo de 2011

Circular – frontal, su uso en la vida diaria

Cuando empezamos a practicar un arte marcial lo hacemos por varios motivos, desde salud hasta auto defensa, al comienzo le encontramos una aplicación física y con el tiempo le encontramos aplicaciones adicionales que llegan a ser tan o más ricas que el empleo de una técnica aplicada a otra persona.

Uno de los principios que se utilizan mucho son el de circular - frontal, en aikido son la base de dos grandes grupos de técnicas, ura y omote. Los dos principios se complementan y deben ser aprendidos, ninguno es mejor que otro sino que tienen su momento de aplicación. El mismo principio se aplica en todas las artes marciales, hay momentos para enfrentar y momentos para evadir, y es este mismo principio el que podemos aplicar a nuestros aspectos cotidianos.

Empecemos explicando los conceptos:
La circularidad: los movimientos circulares tienen como objeto adaptarse al movimiento del oponente, ante golpes lineales un movimiento circular te lleva a ganar una posición ventajosa, ganando el flanco o la espalda, ante ataques circulares permite evitar el impacto y mantenerse al frente, multiplicando esa energía circular para poderla usar a nuestro favor. En la distancia muy corta la circularidad lleva a generar un desbalance en el oponente para retomar el control, pero debe ser realizada en armonía con el movimiento del oponente. Para el caso de los golpes, una patada circular o un golpe circular es relativamente más lento que uno frontal, pero tiene más potencia, desequilibra y normalmente define los enfrentamientos.

La frontalidad: los movimientos frontales o lineales son muy rápidos y requieren de fuerza para ejecutarse. Si se usa la defensa frontal se debe estar preparado para absorber el impacto, o ser más rápido que el oponente para entrar antes que se haya desarrollado por completo su fuerza. Los golpes frontales bien ejecutados son imparables, siempre causan un efecto, las técnicas de lanzamiento o bloqueo frontales bien ejecutadas desestabilizan.

Estos dos principios nos llevan a dos comportamientos análogos y complementarios que son la evasión y el enfrentamiento.

Debido a que vivimos dentro de una sociedad y siempre tenemos que tratar con personas, la interrelación con ellas es común y cotidiana, por lo que muy a menudo vamos a llegar a situaciones en las que tenemos que lidiar con alguna otra persona.

Como artistas marciales podemos saber que en el aspecto físico muy probablemente vamos a salir mejor parados que el oponente, pero la verdad es que el enfrentamiento físico es lo último que sucede en nuestras vidas, el verdadero artista marcial no se agarra a golpes con su compañero de trabajo.

Es ahí donde aplicamos la técnica a las relaciones interpersonales, es en ese momento donde el concepto de frontal y circular entra en juego. ¿Cuáles son las conductas frontales y las circulares? ¿en qué momento debemos utilizar cada una de ellas? ¿qué ventajas me da utilizar una o la otra? ¿alguna es mejor que otra?

Como les comentaba arriba, los conceptos son complementarios y no excluyentes, entonces, su aplicabilidad es circunstancial. Les voy a comentar desde mi punto de vista cuando son utilizables cada uno y cuales son las conductas relacionadas

La circularidad: Es el concepto más difícil de aplicar, pues para ser circular debes evitar el enfrentamiento, rodearlo y darle la vuelta a tu favor, para esto, lo primero que debes hacer es controlar a ese ser primitivo que todos llevamos dentro que te va a pedir que te enfrentes por más que sabes que puedes perder si vas frontalmente. La circularidad empieza por entender bien la situación de conflicto, evaluar diferentes opciones, plantear una posición alternativa, buscar puntos comunes con el "adversario", ver en qué puntos puedes convertir al "adversario" en un aliado. Imaginen que todas las conversaciones o discusiones son constructivas, todas nos llevan a algo, un constructor puede edificar paredes para cerrar caminos o puentes para llegar más lejos, la circularidad apunta a lo segundo. Piensa las veces que has discutido con alguien y has querido hacer prevalecer tu posición en qué hubieran podido lograr si es que hubieran coordinado para hacer algo juntos. Una conducta circular también es influir o inducir en los demás las cosas, en los procesos de coaching usualmente se trabaja con los colaboradores o coachees en movimientos circulares, a través de preguntas se hace que ellos encuentren la respuesta correcta, y en los trabajos en equipo podemos despertar en el equipo el comportamiento deseado haciendo que ellos descubran porqué es bueno, sin enfrentarlos o imponérselos, pues eso lleva a una mayor resistencia. Esos son los pros, los contras son: es un proceso que requiere bastante paciencia y un poco de apertura desde el otro lado, son normalmente procesos más lentos, si se abusa de este comportamiento se puede dar una impresión de debilidad, conformismo o se demasiado político, que tampoco es bueno.

La frontalidad: Este concepto, como les decía, necesita rapidez, precisión y fuerza, es decir, por más que sea directo y determinante, tiene que ser hecho de manera impecable, sino, se puede quedar en una posición vulnerable. La frontalidad viene por elegir las batallas que se pueden ganar, actuar cuando se tienen la mayor cantidad de elementos de juicio a disposición, cuando se tiene que actuar rápido, para evitar mayores avances, cuando los principios y valores están en juego. Los comportamientos frontales van usualmente acompañados de una argumentación sólida, un jefe frontal es un jefe directivo, que puede ser directivo en los momentos en los que necesita resultados, o está preparando a un equipo muy nuevo, que está en formación y que tiene un grado de confianza o compromiso muy bajo. Otro comportamiento frontal son las sanciones disciplinarias, cuando ya las técnicas de disciplina positiva no funcionan, o cuando un jefe tiene que defender alguna posición de sus colaboradores. Los comportamientos frontales tienen que ver con la velocidad y la determinación, un líder frontal es reconocido, admirado por su fortaleza y si es muy hábil y escoge las batallas en las que gana, crece como líder. Las desventajas es que si no se evalúa bien la situación el golpe de vuelta puede ser muy duro y dejar al líder en mala posición. El abuso de estos comportamientos puede volver al líder autoritario, perderse buenas ideas porque los colaboradores no van a confiar en él o simplemente él no va a buscar su opinión.

De mi experiencia, lo que debemos buscar es un balance, evaluar las situaciones y ver en qué momentos nos comportamos circular o frontalmente, así tenemos asegurados el éxito en la vida, pues no todo es suave o duro, sino una combinación de ambos.

lunes, 14 de marzo de 2011

El Balance en la Vida y las Artes Marciales

Uno de los momentos que mas me gustan de mi práctica de artes marciales es tener un tiempo para conversar con mi primer Sensei, Jorge Calderón. Sensei Jorge es una persona muy práctica y muy sabia y podría decir que ayudó a formar mi manera de entender la vida. Nos conocemos ya más de veinte años, pero hay dos aspectos recurrentes en nuestras conversaciones y en nuestros recuerdos:

- Los valores inculcados en las personas que conforman nuestro dojo y cómo esto los diferencia del resto de gente que encontramos en la calle y,
- Cómo practicábamos antes y cómo practicamos ahora, antes practicábamos horas interminables y en una exigencia física arriba del promedio, mientras ahora nos enfocamos en la salud y la buena técnica

Mucho de lo que conversamos tiene que ver con el grupo que formamos y la confianza que hicimos crecer; yo empecé a practicar a los catorce años, mientras aún estaba en la secundaria, luego de un tiempo de práctica estaba buscando qué estudiar, lo bueno es que era de los menores del grupo y mis compañeros mayores me ayudaban en la orientación. De ahí que, después de visitar el laboratorio de uno de mis compañeros, me inclinase por estudiar ingeniería electrónica. Con el tiempo el grupo creció, nosotros crecimos, nos formamos y ahora la mayoría tenemos familia y un rumbo en la vida.

Durante todo este tiempo las artes marciales han sido una constante en mi vida, llegué a terminar ingeniería, empecé a trabajar desde hace ya más de 14 años y cada año que pasó asumí más responsabilidades dentro del ámbito laboral; formé una familia y tengo cuatro hermosos hijos; ahora quiero seguir estudiando, y puedo decir que muy pocas veces dejé de practicar algún arte marcial. Una de las cosas que me preguntan siempre es cómo me doy el tiempo para ser ingeniero, profesor universitario, padre de familia y practicante de artes marciales. La respuesta es se puede reducir a una sola palabra: Balance.

Todas las artes marciales tienen que ver con la postura y el balance, y estos mismos conceptos con el tiempo deben ser llevados a la vida cotidiana. Las artes marciales tienen la singularidad, a diferencia de otras actividades físicas, que ejercitan no solamente el cuerpo sino también el espíritu. La serie de movimientos que se realizan, la coordinación que se logra, la concentración que se requiere para sostenerse, la disciplina que se necesita para poder progresar, los principios y valores que se viven en la práctica en si, hacen del practicante una persona especial.

Este hecho está centrado en dos aspectos básicos que son los que transforman el ser del practicante de artes marciales: la conciencia de lo que el practicante puede lograr hacer con su cuerpo y la transformación cultural que debe realizar para formar parte del grupo.

La conciencia tiene que ver con el progreso físico que el practicante realiza, para evidenciarlo solamente tenemos que recordar cómo fue nuestra primera clase en cualquier dojo, lo torpes que eran los movimientos, lo pensados que tenían que ser para ejecutarse medianamente bien. Con el transcurrir del tiempo y la práctica constante, muchas veces se llega a lograr la inconsciencia de los movimientos, la memoria física, lo que quiere decir que los movimientos se ejecutan con velocidad, precisión y fuerza, pero sin pensarlo. Asimismo, el practicante llega a notar qué cosas puede hacer con su cuerpo: flexionarse más allá de lo normal, golpear con cierta fuerza y en ciertos puntos que puede dejar inconsciente a alguien, lanzar a otro ser humano, inmovilizarlo, reducirlo, dirigirlo y en algunos casos hasta tomar su vida. Es en este punto donde se genera la conciencia del potencial que el practicante lleva encima, lo que puede causar que hace que él desee nunca utilizarlo. Los maestros antiguos siempre dicen que debemos entrenar todos los días para esa pelea que Dios quiera nunca vayamos a tener, en la cual  nuestra vida puede estar en juego y debemos entregar todo de nosotros. Esa conciencia da seguridad y responsabilidad y hace que el practicante sea mucho más equilibrado en su actuar, pues todas sus actitudes físicas siempre van a tener una consecuencia. Es por eso que el artista marcial rara vez es violento, maneja mucho el autocontrol, pues si fuera descontrolado sería como darle un arma a un demente.

El segundo aspecto es el aspecto cultural, los maestros no le enseñan a nadie que no se atenga a las reglas del dojo, que no siga y viva los principios del grupo, y tienen un sexto sentido para identificarlos. Si no tienen buen corazón, no progresan. En la película original del "Karate Kid" el sensei Miyagi enviaba a hacer muchas tareas manuales a su discípulo para enseñarle con eso los movimientos del Karate, en la vida real las enseñanzas son más ortodoxas, pero no es raro que en las escuelas tradicionales se tenga que tener esa relación de entrega y servicio hacia el maestro. Yo recuerdo haber realizado con mis compañeros más de una tarea doméstica para nuestro Sensei, y las últimas veces que ha estado en el país nos hemos dedicado casi exclusivamente a ver cuáles eran sus necesidades y tratar de satisfacerlas. ¿por qué hacemos esto? porque al margen que estuviésemos pagando por una clase (que ya en cierto nivel tampoco pagábamos por ella), estos maestros han dedicado su vida a cultivar un arte y a difundir sus enseñanzas y las están compartiendo con nosotros, ¿cómo no vamos a dedicar algo de nosotros hacia ellos en agradecimiento? si pudiéramos cuantificar todo lo que hemos logrado gracias a sus enseñanzas, muy probablemente vamos a quedar en deuda de por vida. Entonces, este aspecto cultural forma el carácter del practicante, la vocación de servicio, la entrega a la buena acción y la búsqueda de la perfección en todo lo que se haga.

Por ende un practicante de artes marciales es una persona que es segura, responsable, tolerante, con vocación de servicio, activo y que busca la perfección en su actuar. Con estas virtudes el practicante es capaz de organizar su vida para poder seguir su camino, sin descuidar las otras responsabilidades que tiene consigo, pues utiliza sus habilidades y competencias para poder lograr sus metas en lo personal y no dejar su pasión de lado.

Si eres practicante de artes marciales y todavía sientes que no has logrado el balance o el equilibrio en tu vida, búscalo en tu próxima práctica, probablemente vas a encontrar que necesitas trabajar el equilibrio al ejecutar las técnicas. Cuando llegues a conseguirlo e interiorizarlo, y logres el equilibrio sin pensar, muy probablemente vas a lograr ese equilibrio de vida que buscas.

lunes, 24 de enero de 2011

¿qué tipo de practicante de artes marciales eres?

En todos los años que tengo practicando me he cruzado con infinidad de personas, algunas persistieron en este camino y la gran mayoría por muchas circunstancias no continuaron. Siempre que empieza un año y llegan los alumnos nuevos, inconscientemente los tipificamos, las categorías que normalmente encuentro son:
  • Deportista: Es la persona que ingresa a practicar un arte marcial porque quiere mantenerse sano, busca su bienestar físico y le gusta sobre todo la rutina de calentamiento, la exigencia física. Este tipo de practicante usualmente llega a avanzar bastante dentro del grupo, pero prefiere mantenerse como practicante, normalmente no va a enseñar porque cuando hace esto pierde la oportunidad de entrenar, que es lo que lo motiva a ir. Si llega el punto en el cual se le presiona para enseñar, usualmente cambia de arte marcial o migra hacia algún tipo de deporte para poder seguir entrenando.
  • Aspirante: Es la persona que tiene como meta obtener un cinturón negro, tiende a estar más preocupado por aprender la mayor cantidad de técnicas posibles, sobre todo las que tocan en su examen. Usualmente este practicante se pone muy ansioso y empieza a practicar más fuerte cuando se acerca un examen de grado y tiende a desaparecer luego de su primer cinturón negro. Estos practicantes usualmente van saltando de dojo en dojo, coleccionando cinturones y “especialidades”. No confundir con el investigador profundo, que busca otros dojos para poder ampliar su conocimiento y adaptarlo a su técnica. Los aspirantes usualmente tampoco tienen mucha vocación de enseñanza, pues su motivación es aprender y sienten que enseñando pierden la oportunidad de seguir aprendiendo.
  • Social: es el practicante que goza siendo parte de un grupo humano, es como ser parte de un club, puede llegar a ser inconstante, es decir, va por temporadas, avanza de grado cuando tiene oportunidad, pero no es su fin. Es un muy buen elemento para mantener al grupo unido y usualmente llega a desarrollar una buena técnica con el tiempo. Algunos de ellos desarrollan competencias de liderazgo que hacen que el grupo crezca y se organice. Los practicantes sociales son muy buenos apoyos para dar clases y realizar actividades como entrenamientos no rutinarios.
  • Artista Marcial: Es el practicante que se apasiona en la práctica, conoce y vive los principios bajo los que se rige su dojo, usualmente su meta no es el cinturón negro, o llegar a subir de dan, sino llegar a practicar para encontrarse a si mismo; el artista marcial se centra en la parte del "arte", buscando la perfección en su técnica, toma responsabilidades dentro del grupo y usualmente termina como instructor de alguna escuela, pues encuentra en la difusión y la formación un camino de desarrollo personal. Muchas veces explora otras artes marciales con el afán de ampliar su conocimiento, pero muchas veces no llega a obtener grado en estas pues su afán no es coleccionar cinturones sino lograr la universalidad en el arte en si.
Esta clasificación está basada más que nada en lo que podríamos llamar motivación para practicar, no son únicas, ni son absolutas, simplemente nos llaman a hacernos reflexionar sobre cual es la motivación de nuestra práctica. entonces la pregunta es ¿dónde crees que te ubicas o dónde quisieras estar?