miércoles, 20 de abril de 2011

El camino de la pluma y la espada

Miyamoto Musashi nos dice en su "libro de los cinco anillos" que el camino del guerrero es el camino de la pluma y la espada y que es necesario probar de ambos. Dice que aún cuando un hombre no tenga una habilidad innata, puede ser un guerrero si se acoge a ambas divisiones del camino, además el camino tiene que ver con la "aceptación irresoluta de la muerte".

Vamos por partes, en la historia vemos muchos maestros y practicantes que siguen estos dobles caminos, que son los que nos ayudan a generar balance y a completar el espíritu.

En mi tiempo siguiendo el camino de las artes marciales he visto múltiples expresiones de esta dualidad, desde el hollywoodense Karate Kid original, donde Pat Morita personifica al Sensei Miyagi, quien tenía como arte el Karate y el cultivar bonsais, conocí en Lima un maestro de Karate que también era un experto en Bonsai; otro ejemplo es mi sensei de Aikido es un experto acupunturista y le gusta mucho la literatura y hace tiempo también conocí un aikidoka que fuera de ser décimo dan en aikido también era un experto calígrafo.

Siguiendo esta línea, tenemos a boxeadores de muay thai que practican tabla hawaiana, judokas que son literatos, filósofos o historiadores, karatekas cantantes o bailarines (sin dejar de lado a su humilde servidor que intenta hacer de escritor), en fin, infinidad de artes dentro de su arte que evidencian que los dos caminos siguen juntos y se complementan para hacer un guerrero completo.

Volvemos entonces al principio universal del ying-yang, suave-fuerte, pluma-espada, que genera complemento y universalidad...

Estas demostraciones de dualidad desde antaño nos pueden dar el mensaje de que para ser muy buenos en algo no debemos dedicarnos exclusivamente a esto, es decir, que para conseguir el dominio de un arte marcial, no debemos centrarnos únicamente en lo físico, debemos ser igualmente apasionados por cultivar nuestro espíritu.

Las artes más "soft" o espirituales, como la literatura, pintura, escultura y demás, nos dan una oportunidad de expandir nuestro espíritu, reenfocar nuestra mente y dejarla lista para el nuevo entrenamiento físico.

Ahora, hagamos otra diferencia, la mayoría de estas personas que describía más arriba se dedican solamente a practicar el arte, son de esos pocos artistas que se dedican a conservar el arte, estudiarlo, perfeccionarlo y difundirlo. La mayoría de los mortales no tenemos esta suerte, tenemos una carrera, una familia, estudios y otras obligaciones que nos distraen tambíén de este camino. Entonces, ¿no podemos llegar a ser guerreros completos? ¿cómo podemos seguir el sendero de la pluma y la espada en este mundo moderno, donde no hay ni plumas ni espadas? ¿es anacrónica esta analogía?

En realidad no, las artes marciales se vuelven una forma de vivir, una forma que complementa la vida cotidiana, la disciplina, la marcialidad, debe ser llevada a cabo en cada acción que ejecutemos, los principios de nuestras artes deben formar parte de nuestro comportamiento, lo que hace que se sienta que somos profesionales, estudiantes, padres o esposos diferentes, y nos hace ser exitosos en ello que también nos apasiona. Asimismo, el hecho de que podamos desarrollarnos como profesionales, estudiantes o miembros de una familia hace que traigamos experiencias diferentes a nuestra práctica marcial, lo cual enriquece también el arte.

Entonces nuestros caminos de la pluma y la espada si existen como tales, sino que el de la pluma es todo lo que hacemos fuera del dojo, ambos caminos se fortalecen entre sí y nos vuelven artistas marciales integrales. Si así lo tomamos entonces podemos convertirnos en verdaderos guerreros dentro de esta vida moderna, guerreros que ganen combates, guerreros que, a la usanza de los antiguos samurais, no le teman a la muerte, no porque seamos temerarios sino porque llegado el momento vamos a ver hacia atrás cuanto hemos obtenido y vamos a sentirnos satisfechos con haber logrado algo en la vida.

Es ahi donde entra el punto de la "aceptación irresoluta de la muerte", esta frase que en su momento histórico se interpretaba como prepararse para un enfrentamiento de vida o muerte, sin temor al resultado, lo que nos pone en un estado mental extremo que nos hace ser superiores a cualquier rival, en nuestra vida moderna tiene otras interpretaciones. Pues llegar a ese estado extremo es muy difícil y vivirlo es menos que deseable, si bien nos podemos encontrar en estas situaciones, usualmente las respuestas más sensatas van por no enfrentarse. Me gusta pensar que podemos llegar a ser guerreros completos sin tener que enfrentarnos a situaciones extremas, pues nuestra labor como personas es llegar a ser trascendentes, dar lo mejor de nosotros en toda actividad que emprendemos, sea como artistas marciales, profesionales o integrantes de una familia. Lo que debemos de buscar es que al final de nuestras vidas lleguemos contentos con todo lo que hemos logrado en ella, que seamos concientes que podemos irnos en paz por haber hecho de este mundo un lugar mejor gracias a nuestra disciplina, entrega y pasión, siguiendo el camino, que es lo que diferencia a un artista marcial de muchos otros deportistas.

De ahi que el camino del guerrero es, además de el camino de la pluma y la espada, un camino que nos lleva a ser guerreros de la vida.

2 comentarios:

  1. Es cierto tenemos q buscar nuestra propia version de Budo para encontrar nuestro camino en la vida , gracias Manuel por compartir tus reflexiones

    Slds
    WASS

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  2. Muchas gracias estimado William, a menudo siento que es bueno hacer una pausa y verificar si en verdad estamos siguiendo nuestro camino. Un abrazo

    Manuel

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